Acabo de llegar de la revisión de mi examen, el que he suspendido.
Mi profesor, como siempre, muy amable, explicándomelo todo con paciencia (mientras veía como yo perdía la mía…), admitiendo que puso un ejercicio a mala leche con esa carita de pillín que pone, que lo sentía porque las dos veces había hecho el test bastante bien (claro, como que me haces estudiarme el libro gordo de petete más la bibliografía para luego dos míseros puntos, eso sí, si no consigues uno ya puedes irte a casita)… y finalmente, después de ese dechado de sonrisas, dándome ánimos para diciembre. Ale, a matricularse otra vez. Que buen rollo…