Una semana sin ver el sol ya es demasiado para mi humor.

Es curioso como el clima llega a influir en una persona, no por condicionar sus actividades sino su ánimo. Desgraciadamente para algunos como yo, puede hacer que nazca la melancolía, crezca y se instale cómodamente.

Lo malo es que la autocompasión es un defecto demasiado extendido (y creo que ligado al egocentrismo a mi pesar, más extendido aún, si no, ¿de qué tanto blog?emo ) y le da por alimentar a la insaciable melancolía, ¡como si no tuviera suficiente ya con nutrirse de sí misma! con una imagen en la mente, una melodía o hasta un olor, y crece y crece, y se queda hasta la próxima juerga del jueves, o hasta julio, o para siempre porque, llueva o no, no puedo evitar que pase ese par de años por mi mente en un segundo cada vez que se me olvida que no tengo que mirar cuando la casualidad hace cruzarse en mi camino esa pequeña tienda de música…