Tras la primera idea de un producto empiezan la prisas por el ¿Cómo? y el ¿Qué? y resulta difícil poner el foco en el ¿Por qué? Aparecen entonces listas de funcionalidades y desaparecen propuestas de valor. Estas funcionalidades pasan a ser el mismo proyecto y el producto lejos de añadir valor se convierte en un montón de páginas con transacciones que no aportan beneficio real al usuario. El producto ha perdido su oportunidad.

En Alfonso Morcuende, el mejor blog que he conocido recientemente, muy recomendado (y con un diseño estupendo!).