Último resumen antes de las vacaciones, aunque no tenga mucho que contar. Es una época tranquila, previa a la tempestad de septiembre.

Este año recibo las vacaciones con expectación. El año pasado las tuve muy repartidas, y éste no he tenido días libres así que va a ser la primera vez que tenga tres semanas seguidas. Quería planificarlas bien para aprovechar, pero por ahora solamente me he dejado llevar por eventos y sensaciones.

En el trabajo hemos tenido dos semanas bastante planas. Se notan las vacaciones del resto del equipo, así que he aprovechado para seguir con el refactoring. Es un poco pesado pero nos dará agilidad y flexibilidad que nos hace falta. Es una inversión para hacer el trabajo más fácil después.

Estuve documentando los cambios para añadir estadísticas en el panel de edición, para que los compañeros de desarrollo puedan empezar con la implementación.

Y también del panel, dando soporte a desarrolladores para probar y volver a probar algunas de las mejoras programadas. Lo malo es que a veces en ese momento encuentro una forma mejor de hacerlo. Creo que un día me matan. Y esto además significa que no lo había probado lo suficiente antes.

Hubo una tarea inesperada, para la que tuve que preparar un widget de producto en muy poco tiempo. No estoy 100% contenta con el diseño, a mi vuelta veremos los resultados que da, e iteraré sobre él.

Lo malo es que hay poca materia prima. Fotos de calidad muy mejorable, sin poder procesarlas (es para una producción automatizada y por lotes), la información disponible para cada producto no es homogénea… Pero puedo dejar esta primera versión para que se implemente en mi ausencia, y luego estudiar los datos.

Tuvimos la siguiente reunión de status del departamento, ya en formato estandarizado con lo que decidimos en la anterior. Más corta y bastante eficaz. Y por mi parte, pedí a mi jefe hacer una reunión para que me diera la valoración de mi rendimiento en lo que llevamos de año.

El año pasado, entre viajes por el curso y más cosas, había bajado mi nivel, y este año quería dar un buen empujón. De lo que me ha comentado, coincidimos bastante en mi punto débil: la estética y la creatividad. Literalmente, me dice que funciono muy bien cuando hay una tarea muy definida, pero que cuando hay más libertad, me quedo muy corta.

Hay una parte relativamente fácil de resolver, la más técnica, tipografía, color, composición… que ya he ido mejorando un poco, y sigo estudiando. Pero la parte de las ideas es la que más me cuesta.

Yo también lo creo, siempre lo he visto como mi mayor limitación, incluso en los ejercicios del curso del año pasado. Y recuerdo lo que me decía mi compañero Danny, «hay que mirar, mirar y mirar». Él es una de las personas con más talento para el visual que he conocido en persona, y además gracias a él conocí también a Marta Romero, cuyo estilo también me parece de un buen gusto y equilibrio excelentes.

Así que en esas estoy, intentando reunir fuentes de inspiración para ir mirando, mirando, mirando, y practicando. Otra idea que tengo es retomar alguna afición, como los abandonados dibujo y fotografía.

Aparte, continúo leyendo Now You See It, que está siendo muy didáctico, y en el tema de filosofía del diseño, si se puede llamar así, sigo con Design for the real world de Victor Papanek. Por ahora creo que es el diseñador con cuya visión más llego a congeniar.

In persuading people to buy things they don’t need, with money they don’t have, in order to impress others who don’t care, commercial design is probably one of the phoniest fields in existence today.

¿Suena la frase? Recomiendo este breve artículo sobre Papanek, y, por supuesto el libro.

Y en el ocio, estoy en una etapa extraña. Hace mucho que perdí el interés en el cine, y tuve una época de series. Pero con el final de Breaking Bad me quedé muy vacía, y en los últimos meses el entretenimiento audiovisual que más he consumido son los deportes y documentales.

Pero en los últimos días he vuelto a tener sensaciones con sendas Dune y Blue Velvet. Pese a que no son lo primero que veo de David Lynch, son películas extrañas, y traen sensaciones extrañas, buenas y malas. Pero sensaciones al fin y al cabo.

Lo único malo de Lynch es que luego necesitas el antídoto…